martes, 29 de octubre de 2013

y en el medio, 29 noches.

Después

He dejado de fumar. Me hace feliz saber que mis besos ya no le sabrán a tabaco. Pero más feliz me hace, saber que voy a poder probar como si fuese de nuevo, el sabor del tacto de su piel.
Antes

Había fumado un porro en la playa de la Barceloneta. Estaba oscuro y se oía el mar. Era raro, porque no lo suelo hacer. Y en vez de relajarme, sentía abismo.

Quería dormir a su lado, igual de cerca que en cualquier banco de Gracia.
Después

Me desperté con los pezones duros. Con ganas de rozarlos por su espalda. Como sintiéndola debajo. Con una impetuosa necesidad de introducir mis manos, notando humedad. Jadeos. Movimientos. Y mis dedos introduciéndose. Muriéndome de morbo, de deseo, de placer. Mi cuerpo se movía. Mi sangre circulaba a más velocidad. YA. Ya notaba los latidos. Respiraba fuerte. Ya había llegado. Sola. En mi cama. A 906 km de ella.
Durante

Ocasiones como esas, no se tienen dos veces en la vida.

Recuerdo el paseo. La cerveza en el único bar abierto. El recepcionista escalofriante. La prostituta que le pegaba al tipo. Follaban y me ponía nerviosa. Le pedía más dinero. Gritos. Portazos. Ruidos. Sexo.
Me vuelve loca su cuerpo, la manera en que me habla. Cuanto más me excita, más se excita, más me excito.

Siendo una misma, como si cada una pensase que estuviese a solas. Con absoluta intimidad.

- No me importa que uses arnés. Con ella lo usaba. No me gusta especialmente porque me acuesto con tios, pero si a ti te gusta lo usamos.
Antes

Me invitó al cine. Y a mojitos. Al final eligió ella la película, y los últimos asientos de la sala.

Llegamos tarde, porque las copas fueron antes. Sin darnos cuenta mi mano se acomodó en su pecho.

Salimos antes de que terminara la película. Nos metimos en otra sala. A oscuras y contra la pared, en un pequeño pasillo.    

Después

Me dejaba darle vueltas en la cabeza a la idea del arnés. A partir de ahí, tuve todas las conversaciones de sexo que nunca había tenido con ninguna de mis amigas. Me preguntaba si mucha gente lo usaba, porque yo no. De las amigas lesbianas a las que les pregunté, lo usaban todas. 

Ahora

Veo la habitación, le callo la boca como puedo. La desnudo y la pongo de espaldas contra la pared, me quito la ropa con rapidez y cuando se da cuenta, estoy dentro. Con el arnés puesto. Todo lo que ella siente, soy yo. Yo moviendome. Lo nota y le gusta, y cuanto más le gusta, más cerda me pongo. Lo imagino todo.

Antes

Pensaba que las mujeres que usaban arnés era porque tenían complejo de castración o por no les gustaba ser penetradas. Solo poseer y penetrar.


Después
Es otra dimensión sexual. Una fuerte atracción mental, un pasión física.
Lo imagino a todas horas, de todas las formas posibles, en todos los sitios.

Durante
Se lo hago tantas veces que le hago daño. Me gusta ponerme encima. Y me vuelve loca cuando se corre.

Abrazos eternos en la playa. Felicidad. Ella. Yo. Brisa. Sol.

Ahora
En la ducha. Noto el agua caliente rebalándonos. La espuma que hace que nuestros cuerpos se deslicen, sentir sus besos en mi cuello. Respirar cerca de su oreja... quererla, como si no hubiese mañana.


























5 comentarios:

  1. Cuánto más lo leo, más me gusta, más lo leo ;-)

    Cosi

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    1. Vuelve a colgarlo...era el post que más me gustaba, era mío, me pertenece igual que yo te pertenezco...
      Cosi

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