Oslo, 31 de agosto

Hay veces que por mucho que nos joda, de dónde no hay no se puede sacar.

Hay duelos que a veces se alargan tanto que de repente le quieres poner un fin. Y sin planearlo, sin ni tan siquiera pensarlo o consultarlo. De repente sucede.

Y duele, no te creas que no me duele. Pero me importa bien poco si a ella le duele o no le duele. Si me quiere o no me quiere. Sólo sé que me ha hecho daño, que tengo una herida abierta y que lo único que quiero es acabar esta relación de una vez.

Esperas que sea yo la que te diga que eres buena persona. Conmigo no lo has sido. Cada una sabe el tipo de persona que es. Si no lo sabes tú... lo voy a saber yo?

Hoy he ido al cine.  Hay un momento en la película que en vez de hablar el protagonista con su hermana, habla con la novia de la hermana, que además está embarazada. Pero lo cierto es que lo hace con tanta naturalidad que ni tan siquiera es llamativo la peculiaridad de la situación.

Es una película dura. Pensaba que iba a verse más cosas del tema de drogas y es todo sobre sentimientos.

Me recordaba un poco a lo que he sentido por ti. Siempre como dando la sensación que si hubieras llamado, o como que cualquier cosa hubiera podido cambiar el final. Pero nada de lo que hubiese ocurrido lo hubiese cambiado, porque lo tenía muy claro desde el principio.

Tan claro como cuando te das cuenta que una relación esta acabada en el momento en que dar un beso o un abrazo te duele.

Pues sí, me ha encantado la música de la película. Tanto que me he quedado sentadita en la butaca hasta que terminó el tema final.