martes, 3 de enero de 2023

24 horas sin contacto

El mes pasado me acosté con Sonia.

No sé ni cómo ha pasado. Bueno sí que lo sé:

Agradable. Positiva. Simpática. Atenta. Siempre está pendiente de mí. Guapa. Rica. Vive cerca de mi casa.

Salimos toda la noche. Acabamos en mi cama, con muchas copas y con ganas de follar.

Me costó que se corriese. Estaba demasiado excitada.  Se empeñó en usar un lubricante de calor. 

Era la primera vez que follábamos. No sabía que iba a ser la última. Ahora ya lo sé.

Aún no existía Marga. 

Follar se puede follar con cualquiera. 

Pero pienso en Marga y siento como toda su esencia me atraviesa, porque la noto en cada una de las células de mi cuerpo.

Y estamos mal. Lo sé. Noto un muro infranqueable. 

Es la misma sensación de cuando te abrazan y no puedes abrazar, pero al revés. Porque quiero abrazarla, aunque ella ya no pueda.



Eternamente atravesada

 Tinder - Sevilla. 10 de Diciembre 2022

Hay miles de cosas que te preguntan o piden las amigas. Miles de cosas sin que tengan efectos colaterales. Pero esta vez los había. Estábamos en el salón de su casa. Esta casada.

- Sofía, quiero saber como funciona Tinder. Enséñame como funciona.

- No me gusta mucho, pero la puedo volver a instalar y la usas.

- ok

Así empezó todo, en el salón de su casa. En menos de media hora con mi móvil en sus manos y ya me había organizado un vino con una chica. Muy maja, somos amigas ya.

Luego vino otro mach. El de ella. El de Marga. Ella con fotos, yo con ninguna. Tal y como escribió la primera frase, sabía que quería hablar con ella para el resto de mi vida, aunque en ese momento no podía.

Nos escribimos al día siguiente. Cuanto más la iba leyendo más me gustaba. Ella tenía las cosas muy claras. Y yo no reunía los requisitos que buscaba.

Me iba dando la información por adelantado, y yo no me atrevía a llevarle la contraria. Había una lucha interna entre decir la verdad y decir lo que me permitía seguir en la conversación. Mi instinto de supervivencia ganaba la partida. Me moría de ganas por conocerla más.

- No soporto las relaciones a distancia. Vives aquí? 

- Si ( la verdad era no)

- Si eres la chica de esta foto no quiero nada contigo. Eres la de la foto?

- No ( la verdad era si)

Nunca había sentido por nadie algo tan íntimamente profundo. Una carga energética de doble sentido. 

Caminando constantemente al borde del precipicio.

Lo que he conseguido mintiendo, lo he perdido admitiendo la verdad.

Me responsabilizo de mis actos. Me queda el recuerdo de esa sensación al respirar... y de sus abrazos completos, aunque no la pueda abrazar.