El mes pasado me acosté con Sonia.
No sé ni cómo ha pasado. Bueno sí que lo sé:
Agradable. Positiva. Simpática. Atenta. Siempre está pendiente de
mí. Guapa. Rica. Vive cerca de mi casa.
Salimos toda la noche. Acabamos en mi cama, con muchas copas y con
ganas de follar.
Me costó que se corriese. Estaba demasiado excitada. Se
empeñó en usar un lubricante de calor.
Era la primera vez que follábamos. No sabía que iba a ser la
última. Ahora ya lo sé.
Aún no existía Marga.
Follar se puede follar con cualquiera.
Pero pienso en Marga y siento como toda su esencia me atraviesa,
porque la noto en cada una de las células de mi cuerpo.
Y estamos mal. Lo sé. Noto un muro infranqueable.
Es la misma sensación de cuando te abrazan y no puedes abrazar,
pero al revés. Porque quiero abrazarla, aunque ella ya no pueda.
Esa M es tu M de siempre? Como la llamabas? La repija?
ResponderEliminarNo, con esa M hablé ayer. Es verdad, habrá que diferenciarlas...
EliminarHablas con las dos, entonces? Uhmm
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