Trás la muerte de Panero era el último poeta máldito que nos quedaba.
Vaya putada. Te has ido a morir justo cuando estoy tan lejos por trabajo.
Me guardo todas tus palabras. Todos tus consejos. Tu libro. La poesía que escribimos juntos.
Ya no tomaremos más cafés ni fumaremos más pitis en el pequeño callejón detrás de la calle del Príncipe.
No, no te veré estas navidades.
Pero Carlos... Évame, si me transito.
Recuerdo que caminando por Gracia me hablaste de los poetas malditos y que tú conocías a uno :-(
ResponderEliminarEra este del que te hablé...
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ResponderEliminarEste tío era un genio. No lo estropees con tonterías egocentricas.
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