Caminaba distraída esta mañana cuando apareció a mi lado. Sé que le gusto porque se pone nerviosa cuando le hablo.
Me fascina el lenguaje. Como la gente se expresa y que hay detrás de las palabras que usan. Y de las que no usan. Con Jacques Lacan aprendí la importancia de los silencios. En lo mucho que dice la ausencia de palabras.
Para mujeres como Luce Irigaray, fué un referente de ese movimiento feminista que hubo en Francia en los años 70.
Por aquel entonces los Psicoanalistas nos hablaban del inconsciente. Según Lacan estructurado con un lenguaje.
Y es para los que hablan, la preferencia del gozo. Donde Freud nos habla de hombres y mujeres, Lacan apostilla que el goce es singular. Vacios del lenguaje que las feministas aprovecharán para recordarnos que no solo hay dos modos de gozar, y recordarnos el goce del genital femenino.
Porque quizás no nos falte un falo, sino que quizás a ellos les sobre.
Y es que creo que la homosexualidad, o mejor dicho, la libertad sexual es un paso importante en la igualdad de sexos. Todas las luchas que las mujeres han desarrollado a la largo de nuestra historia, han conseguido que existamos, que se nos oiga. Gloria Steinem afirmaba: “We are becoming the men we wanted to marry”.
