He seguido hablando con B2C3 durante todos estos días. No me sentía bien conmigo misma porque si algo he aprendido de pasar tiempo en compañía de mis amigas alemanas es la integridad y no mentir. NO ME SALE MENTIR. Tenía que decirle que hacía muchos días que sabía quién era. En general nunca les gusta que sepa enseguida cosas de ellas. Se me da bien el research como a otras el cocinar. Pero hacer research e investigar en la intimidad a la que no has sido invitada esta muy mal valorado. Cocinar lo está más y mejor. Por eso lo de insultantemente inteligente.
Tengo de tarea pendiente de aprender también el grado de pragmatismo que tienen las alemanas.
Total, b2c3 tiene una novia. Que no tengo claro si le gusta mucho o no, porque a b2c3 la he conocido en una aplicación.
No soy de aplicaciones si tengo una novia que me gusta. Pero tampoco soy de tríos. Y ya veis que a mi ex le gustaban. Le gustaban más que ser mi pareja.
B2c3 se lo ha pensado y por mucho que fluye nuestra relación, no quiere que nos gustemos. Le he ofrecido mi amistad (por lo de aprender a ser pragmática) pero no sé si no la quiere porque le gusta comer de bocadillo o porque se saca fotos con Felipe. Yo ahí lo dejo, por si cambia de idea y se decide a sacarse fotos conmigo mientras comemos un bocadillo.
Aunque Maria Aveces sabe lo insoportable que soy para comer a veces. El bocadillo no está en la lista de lo que me gusta. Soy más de arroz, aunque se me pase.
Día terrible. Ni que ostentase un cargo de ministra. Aunque sí tengo que elegir una, mi favorita es Pilar.
Reuniones y más reuniones. Por salud mental he tenido que desconectar en la mitad.
Se me acumulan los trabajos y los minutos avanzan convirtiéndose en horas. En horas en que no resuelvo nada. No puedo avanzar, y todo por perder un amor que nunca ha sido.
Este fin de semana todo era un caos. Pero un caos desordenado. Su juntaron mis días de cerebro lluvioso, con sus días de nieve y altura.
Ella piensa que no me podrá querer porque tiene novia a la que en verdad ya no quiere. Lo que no sabe es que nunca podré quererla porque quiero a un amor que ya fue.
Y me lanzo a la piscina, pero al salir del agua resbalan en mis manos las palabras de Elvira Sastre, porque a pesar de que ya nadie te recuerde, la poesía jamás te olvidará.
