domingo, 13 de febrero de 2022

El síndrome de Cedeira

Enamorarnos de una mujer a través de su lenguaje es algo que deberíamos de hacer más a menudo. Sin distracciones, sin que nada nos pueda difuminar su esencia. 

No me refiero a utilizar una forma de comunicación no visual para hacer una recopilación de datos, y así buscar entre nuestros recuerdos una idea preconcebida de un determinado tipo mujer. 

NO. 

No le tenemos que preguntar cuánto mide, ni cuánto pesa, ni si tiene estudios académicos, hijos, perras, pendientes de perlas y mucho menos si tiene marido. Eso todo son sus business.

Ella te gusta o no te gusta. La amas o no la amas... Yo la adoro.

El lenguaje es lo que realmente somos.

Cuando una relación se acaba es siempre por un problema de comunicación. Da igual que sea con tu novia, con tus padres, tus hermanos o tu mejor amiga.

Agua que pasa ya no mueve molino. Ayer tenía el cerebro lleno de lluvia. Estaba como una radio con interferencias en las que se entrecortaban pensamientos y palabras.

Hay cosas que no soy capaz de hacer a la vez, y otras que tengo que hacer a la vez. Cómo hacer garabatos cuando escucho ponencias. 

Me preguntas a que huelo. El norte es poema en sí mismo, es perfume y canción.

Estoy con Lorea, Lea y Raquel. Desayunando, escuchando música. Dejándonos llevar por la luz que desmonta las ideas. Te vienes conmigo a Cedeira? Sin maletas, que te dan pereza. Te pongo un café.





 

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